Existe un dicho que afirma que «los hijos son la alegría del hogar». Y, sin embargo, todos los que tienen hijos pequeños -y no tan pequeños- han experimentado la tensión continua que supone el esfuerzo por educar bien a los hijos.
Puede que estemos tan centrados en ayudarles a portarse correctamente, a adquirir buenos hábitos que nos olvidemos que también necesitan bromear y reír…a carcajada limpia.
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